domingo, 27 de diciembre de 2009

De la Misericordia




La Misericordia (1)

La conexión explícita entre las palabras árabes “ISLAM”, cuyo significado literal es «entrar en la paz», y “SALAM”, la «paz» o «paz perfecta», ha sido destacada con frecuencia en tiempos recientes. Es principalmente debido a esta conexión etimológica que muchos musulmanes y otros, afirman que el Islam es una religión de paz, del mismo modo que el cristianismo es normalmente llamado la religión del amor. Ciertamente, en términos de su credo e historia, los musulmanes tienen tanta razón en igualar al Islam con la paz, como los cristianos la tienen en identificar su fe con el amor.


Desde una perspectiva teológica, sin embargo, sería más preciso describir al Islam como la Religión de la Misericordia. La revelación islámica designa al profeta Muhammad como «el profeta de la misericordia», y las escrituras islámicas enfatizan que la misericordia, por encima de otros atributos divinos, es el sello de D-s en la creación y constituye su relación primordial con el mundo desde el comienzo y para la eternidad, en este mundo y el próximo. El Islam le exige a sus seguidores ser misericordiosos con sí mismos, con otros, y con toda la creación, enseñando una Ley de la Reciprocidad Universal, similar al concepto de karma, por la cual Dios muestra La Misericordia El Sello de la Creación. La misericordia divina se dispensa a los misericordiosos y es retenida a quienes la retienen a los demás.

El profeta Muhammad dijo: «Las personas que tienen misericordia con otros, recibirán misericordia del Todo-Misericordioso. Sed misericordiosos con aquellos en la tierra, y quien está en el cielo será misericordioso con vosotros». Debido a que estas palabras resumen el carácter fundamental del islam, se les llamó «la Tradición de la Primacía» y, para generaciones de maestros musulmanes clásicos, constituyó el primer texto que muchos de ellos transmitieron a sus estudiantes y les requirieron aprenderse de memoria incluyendo la cadena completa de quienes lo transmitieron comenzando con el profeta Muhammad.
Por Umar F. Abd-Allah, Ph.D.

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