domingo, 17 de octubre de 2010

Paseando al firulais.

hola, hoy saque a pasear al firulaís al cerro, eso es algo cotidiano, solo que el paseo de hoy fué diferente, el firulais es un bull-terrier como de 55 cm. de suelo a lomo, hace poco que nos lo regalron y nos dijeron que tuvieramos cuidado con él pues es muy bravo, en la casa se porta sumamente juguetón, salvo que le da por atacar a los gatos de la casa por lo que lo tenemos amarrado, bueno decia que lo saque a pasear y todo iba sin ninguna novedad. llegamos al cerro por la via del ferrocarril que va rumbo de patzcuaro y ya en el encinar brincamos el canal del riego y subimos la loma, fuimos bordeando la loma y llegamos cerca de la cortina de la presa de cointzio y desde ahi pudimos ver que aún esta desfogando agua, esto lo lleva haciendo ya casi mes y medio, el caudal de desfogue parece un rio impetuoso y salvaje, es una hermosa postal y mas lo es en la caida de agua en donde ahora comienza el rio cointzio y en su subsecuente recorrido por la barranca del mismo nombre, pues llegando a la cortina subí hasta la parte alta de la mesa, y de ahí regresé por lo alto de la mesa paralela a la barranca de cointzio, de ahi baje hasta el encinar y ahi fué donde se dio lo diferente, ya para llegar a la vía del tren nos alcanzaron dos perrazos como 70 cm de piso a lomo uno con apariencia de terrier y otro un cruce de pastor aleman, a mi no me hicieron mucho caso, iban sobre mi firulais, uno le bloqueo el paso y otro se puso a su espalda, preparandose para la pelea, al mismo tiempo se lanzaron al ataque y de buenas a primeras el firulais que prende al terrier del cuello, el otro lo quiso desestabilizar atacandolo por atras, pero yo con el lazo que llevaba al firulais la emprendí a lazazos contra ese perro y a lazazos lo aparte de él pero sin que se retirara completamente tal vez esperando que lo acompañara en esa retirada estrategica su compañero, pero a éste lo tenía el firulais bien agarrado del cuello, el atarantado se habia trabado y ahora al que le tocaron los lazazos fueron al firulaís para que soltara al otro perro, como al vigésimo trancazo algo aflojo el hocico y el oto pero aprovechó para safarce y hechar a correr.
Seguimos firulaís y yo nuestra ruta pero el perro estaba al principio sentido por los lazazos y no muy bien me obedecia, decendimos a la vía y al rato parecio olvidar los trancazos y despues de darle un remojón en el canal quedó como nuevo, llegamos a la casa como si nada.

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